¿Una oficina demolida, un rol disminuido? Analizando el simbolismo del traslado de Melania Trump

La rápida demolición del Ala Este de la Casa Blanca constituye una poderosa metáfora de la posición de Melania Trump como Primera Dama. Mientras las excavadoras despejaban el espacio que albergaba su oficina para dar paso a un salón de baile presidencial de 300 millones de dólares, el cambio físico reflejaba las persistentes dudas sobre su influencia, su autonomía y la naturaleza de su relación con el Presidente.

Los informes sugieren que la Primera Dama no fue una figura clave en el proyecto. Según el Wall Street Journal, ha declarado a sus allegados que «no tiene nada que ver con ello», y su exjefa de gabinete, Stephanie Grisham, expresó públicamente su duda sobre la verdadera opinión de Melania al respecto. Esta narrativa de una esposa marginada en una decisión que afecta a su propio ámbito laboral se ve agravada por la realidad práctica de una administración reducida, con tan solo cinco empleados a tiempo completo contratados para el mandato actual.

 

 

 

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