Mi suegra, de 89 años, vivió con nosotros durante 20 años sin contribuir a los gastos. Tras su fallecimiento, me sorprendió la llegada de un abogado con una noticia impactante…

Un terreno de 115 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad, transferido a mi nombre hace dos años.

Una cuenta de ahorros con un saldo superior a 3,2 crores de rupias (aproximadamente 32 millones de rupias indias), de la cual estoy registrado como beneficiario.

Una nota manuscrita del anciano señor Sharma, pidiéndole al abogado que la guardara:
“Mi yerno tiene muchas quejas, pero me ha mantenido durante 20 años sin dejarme pasar hambre. Mi hija era perezosa y cargó con todo el peso. He vivido una larga vida; sé quién es bueno y quién no. Él no necesita que lo vengue, pero no puedo morir sin dejarlo”.

Me quedé atónita, con lágrimas corriendo por mis mejillas, aunque no entendía por qué.
Resulta que no era difícil. Ese terreno era propiedad de sus antepasados, algo que había ocultado por completo, sin decir ni una palabra al respecto. Una cuenta de ahorros es dinero que ha acumulado durante toda su vida gracias a su pensión y prestaciones sociales, junto con los intereses, que no se han movido ni un solo céntimo.

Él decidió dejármelo a mí, a quien una vez pensó que era un “aprovechado”, que incluso quería mudarse.

Có thể là hình ảnh về 3 người

Esa noche, me senté sola frente a su altar, encendiendo incienso. Mirando su fotografía sonriente, susurré:

“Cometí un error, papá.”

“Toda tu vida has vivido en silencio, sin permitir que nadie te deba nada, ni siquiera la persona que una vez pensó que eras una carga.